En un bol añadimos el cacao en polvo, el azúcar y el aceite de girasol. Mezclamos.
De uno en uno, y mezclando entre medio, añadimos los huevos a la mezcla.
Finalmente, añadimos la vainilla y mezclamos una vez más.
En otro bol tamizaremos la harina, los polvos de hornear y la sal.
Añadimos la mezcla tamizada a la mezcla inicial y mezclamos con la ayuda de una espátula. Es importante no mezclar en exceso.
Tapamos y dejamos reposar en la nevera un mínimo de 4 horas.
Usando una cuchara (a mi me gusta usar una para helados), cogemos una porción de la masa de unos 30 ml para hacer galletas grandes (como las mias) o 15 ml para hacer galletas pequeñas.
Con las manos, le damos forma redonda y rebozamos la galleta en azúcar glas.
Repetimos hasta acabar la masa, os saldrán 12 galletas grandes o 24 pequeñas.
Las horneamos en un horno precalentado a 175 º C durante 12 minutos. Veréis como estas se desharán hacia los lados para después crecer hacia arriba.
Una vez listas, las retiramos del horno. Las galletas estarán blanditas, es normal. Déjalas enfriar y estas se endurecerán.