Pelamos la zanahoria y las patatas y la cortamos al estilo Rangiri. Ponemos las patatas en remojo con agua para que no se oxiden.
Cortamos la cebolla a daditos pequeños (estilo brunoise) y rallamos el ajo y el jengibre.
Si vais a acompañar el curry con arroz, ahora es un buen momento para limpiarlo y ponerlo a cocinar.
Añadimos el aceite y la cebolla a la olla. Dejamos cocinar a fuego medio alto para que se caramelicen, desglasando la olla con agua según sea necesario.
Una vez lista la cebolla, añadimos el ajo, el jengibre y la zanahoria, cocinamos un par de minutos mientras vamos removiéndolo.
Pasado ese tiempo, añadimos el caldo y el dashi. Una vez empiece a hervir, lo cocinamos a fuego lento durante 30 minutos.
Añadimos las patatas, y seguimos cociéndolo unos 15 minutos más.
Llegados a este punto, comprobar que la patata y la zanahoria están bien cocidas. Un truco para saberlo es el truco es pinchar un cuchillo en la patata e intentar sacarlo tirando hacia arriba. Si podemos sacar el cuchillo sin problema, la patata ya está cocida. Si le cuesta un poco, dejarlo unos minutos más.
Cuando la patata y la zanahoria estén cocidas, añadir el preparado de curry y remover. De ser necesario, ajustar la textura añadiéndole más agua.