Empezamos tostando la harina de centeno en una sartén durante unos 4-5 minutos.
Tan pronto empecéis a notar su aroma, retiramos del fuego.
Al tostar la harina, esta pierde agua, así que hará falta pesar la cantidad necesaria tras este proceso.
En un bol añadimos los tres tipos de harina: La harina de centeno, la harina de pan y la harina de repostería.
En otro recipiente, añadimos el agua y mezclamos el kansui hasta que esté totalmente disuelto. Seguidamente, añadimos la sal y removemos.
Añadimos el agua poco a poco y amasamos. Poco a poco la masa debería empezar a amalgamarse.
Si tenéis una kitchen aid o similar, os recomiendo usarla – os facilitará el proceso, ya que esta masa no es tan fácil de trabajar, pero, como podéis ver, estas máquinas no son imprescindibles, podéis hacerlo todo a mano o, como yo prefiero, ayudándome de una amasadora de mano.
Cuando la masa se haya amalgamado, seguimos amasando unos 10 minutos más. No os preocupéis por la textura de la masa, esta no está pensada para quedar suave y uniforme como esperaríamos cuando hacemos, por ejemplo, pan.
Tras ese tiempo, cubrimos la masa con film y dejamos reposar durante 30 min.
Pasado ese tiempo, la masa se habrá vuelto más suave y fácil de trabajar.
La aplastamos, y cortamos tiras de unos 4-5 cm de ancho.
Aplastamos la tira y la pasamos por la máquina de hacer pasta en su mayor grosor. Doblaremos la masa y la pasaremos por la máquina. Repetimos tres veces más.
Seguidamente, ajustamos el grosor de la máquina al número 3, pasamos la masa por la máquina y volvemos a ajustar el grosor de nuevo al número 5 para que tenga un grosor de milímetro y medio. Pasamos la masa por la máquina una última vez más y ya está lista para ser transformada en fideos.
Para evitar que estos se nos peguen, los espolvoreamos con maicena.
Llegado el momento de cocinar los fideos, solo hará falta verterlos en una olla con agua hirviendo y cocinarlos durante 1 minuto.